Discursos

JOSÉ A. GARCÍA BELAUNDE, CANCILLER DE PERÚ
INTERVENCIÓN DEL SEÑOR JOSÉ A. GARCÍA BELAUNDE, CANCILLER DE PERÚ EN LA 38º ASAMBLEA GENERAL DE LA OEA

2 de junio de 2008 - Medellín, Colombia


Señor Presidente,
Señoras y señores Cancilleres,
Señor Secretario General,
Señoras y señores,

Nos reunimos hoy en Colombia, el país donde hace 60 años firmamos la Carta de la Organización de los Estados Americanos. En estas seis décadas, cambios radicales para la vida política, la evolución económica y la seguridad en nuestra región han puesto a prueba la capacidad de adaptación de nuestras sociedades y de la propia OEA.

Dentro de esta perspectiva, está claro que las tareas centrales de la Organización de los Estados Americanos siguen siendo consolidar la democracia y el estado de derecho, garantizar la convivencia pacífica y cooperar contra los peligros comunes para nuestra seguridad. La acción de la OEA es reconocida y apreciada allí donde, cumpliendo esas tareas, ayuda a mejorar la vida de nuestros ciudadanos de manera concreta.

Es el caso, sin duda, de la asistencia electoral, la protección de los derechos humanos, la lucha contra la corrupción o la cooperación técnica en algunos asuntos puntuales de seguridad, como el desminado humanitario. En cada uno de estos temas, entre otros, la OEA ha acumulado experiencias y capacidades que ofrecen un aporte valioso a nuestros Gobiernos y sociedades. En esa perspectiva deseo señalar que el Jurado Nacional de Elecciones del Perú viene ejecutando programas de municipios escolares y un curso de derecho electoral para universitarios.

Señor Presidente,

No puedo soslayar el papel esencial de la Organización en apoyo al diálogo entre nuestros países. El Perú reafirma su respaldo decidido a la labor de la Secretaría General para fomentar el restablecimiento de un clima de confianza entre las naciones hermanas de Ecuador y Colombia. Mi país continuará prestando toda su ayuda a este proceso, como lo hizo al participar en marzo en la visita a la zona fronteriza de la delegación de OEA y al encuentro de los Vicecancilleres de ambos países en Lima hace dos semanas.

También saludamos la contribución de la OEA a la estabilidad política, la seguridad y el clima económico en Haití, donde se constata avances sustantivos gracias a la labor central de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que integra un batallón peruano junto con otros efectivos de la región.

Más allá de la diversidad política de nuestros Gobiernos, el papel de la OEA seguirá siendo útil mientras persista entre nosotros un acuerdo de fondo sobre los principios de la democracia, la dignidad humana, la soberanía nacional, la convivencia pacífica y la necesidad de cooperación.

Señor Presidente,

Por eso es importante recuperar la voluntad política para que la Organización brinde aportes concretos en temas apremiantes donde la cooperación interamericana es todavía fragmentaria o incipiente, por ejemplo el intercambio de experiencias para combatir la pobreza, la reforma de los Estados y del servicio público, la modernización de los partidos políticos, la descentralización, la mejora de la seguridad pública, la lucha contra amenazas emergentes, entre otros asuntos. En estos campos, debemos buscar con la OEA acciones concretas, puntuales y graduales antes que grandes consensos políticos que son difíciles de negociar y de aplicar.

Asimismo, debemos proseguir el diálogo institucionalizado en curso para aumentar la eficiencia y legitimidad del sistema interamericano de derechos humanos, cuidando en preservar su debida autonomía para que continúe sosteniendo la democracia y el estado de derecho en la región, con el concurso de la sociedad civil.

Por su parte, el apoyo del Perú a la evolución de las funciones de la OEA se expresa en varias de las resoluciones que se presenta para la aprobación de esta Asamblea. Una de ellas se refiere a la cooperación para la democracia y respalda la acción de la Organización en defensa de la institucionalidad democrática, en seguimiento a la Carta Democrática Interamericana.

Otra iniciativa, que el Perú se ha honrado en liderar con México, es la aprobación de un programa interamericano para el registro civil universal que, entre otras acciones, se propone para el año 2015 otorgar la identidad básica al 100% de los ciudadanos de las Américas, comenzando por los más pobres, que la requieren para poder ejercer sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales.

Con otras resoluciones, el Perú también reitera la necesidad de negociar un programa interamericano sobre acceso a la información pública; de cooperar para la erradicación de la pobreza, con ocasión del Año Internacional de la Papa que celebramos en el 2008; así como de continuar el apoyo al desminado en la frontera peruano-ecuatoriana y a las labores del Comité Interamericano contra el Terrorismo, que le toca presidir este año a mi país.

Señor Presidente,

Es muy oportuno que esta Asamblea General se ocupe de la juventud americana. Saludamos que la Declaración de Medellín establezca principios y programas para aumentar entre nuestros jóvenes una participación democrática, un respeto interpersonal, un patriotismo tolerante y una cultura de diálogo y de paz.

Por eso el Perú, junto con Colombia, ha presentado para consideración de esta Asamblea un proyecto de resolución para fortalecer el Programa Interamericano sobre Educación en Valores con mandatos concretos a favor de la juventud que responden al tema central de esta Asamblea.

Señor Presidente,

El Perú y sus jóvenes están en buen camino hacia su desarrollo material y espiritual. Alto crecimiento, inflación reducida, inversión creciente, empleo en alza y programas sociales cada vez más enfocados y eficaces. Así, solamente en un año, del 2006 al 2007, no solo se ha producido un crecimiento económico en más de 9%, sino que la pobreza en el Perú disminuyó en 5.2 puntos porcentuales, ubicándose en un 39.3%, según un informe elaborado con apoyo del Banco Mundial y divulgado la semana pasada.

De esta manera, estamos seguros que la promesa que hiciera el Presidente Alan García de llegar al final de su mandato con 30% de pobres, con contraste con el 46.5% de pobreza al asumir el gobierno, se cumplirá en democracia y estado de derecho, con solidaridad, apertura al comercio y a la inversión y respeto del medio ambiente. Por eso, hoy los peruanos tenemos la visión de un futuro posible con más justicia y paz social.

Con esa visión acogemos este año dos grandes Cumbres mundiales en el Perú. Así, los Jefes de Estado de América Latina, el Caribe y Europa acudieron hace quince días a la Cumbre de Lima, donde aprobaron compromisos concretos para reducir la pobreza y abordar el cambio climático.

La misma visión optimista marca también los encuentros que se llevan a cabo este año, en varias ciudades peruanas, en preparación de la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico –APEC-, prevista para noviembre próximo.

El Perú se abre al mundo para compartir sus experiencias y aprender las lecciones que aseguren un desarrollo sostenible y duradero para su población.

Señor Presidente,

En nuestra región, cada país tiene su propia realidad y le corresponde, sobre esa base, construir sus propios consensos políticos y sociales. Pero eso no debe impedir que actuemos juntos ante los peligros comunes y las oportunidades compartidas.

En el espacio subregional, tenemos delante la tarea urgente de la integración fronteriza, energética y de la infraestructura física. En el espacio sudamericano y latinoamericano, necesitamos mejorar nuestra interconexión y cooperación en materia de defensa, complementación económica e intercambio técnico y cultural, como procuran los mecanismos regionales, incluida la recientemente constituida UNASUR. Y en la Cuenca del Pacífico y en el espacio global, afrontamos los desafíos crecientes del comercio libre y justo, el medio ambiente sostenible y la seguridad colectiva contra las amenazas transnacionales.

Señor Presidente,

El Perú está convencido de que cada uno de esos espacios tiene una identidad, una proyección y una agenda específicas.

Las agendas de la OEA y de otros espacios regionales o en construcción pueden y deben enriquecerse mutuamente.

Con esta convicción, agradezco efusivamente al Gobierno y al pueblo de Colombia y a la ciudad de Medellín por brindarnos en esta Asamblea su generosa y eficiente hospitalidad.

Muchas gracias.